Como no podia ser de otra forma, era obligada la visita al templo que alberga la cuna de la devoción a la Divina Pastora, esa pequeña capilla de la calle Amparo que recoge a la primitiva Pastora, espejo donde se miran todas, llamada de Santa Marina por el origen de su ubicación, así como el lienzo que Tovar realizó bajo las directrices de Fray Isidoro de Sevilla.
Ya era inmenso el gozo por ver a tan magnifica talla (y todo lo que ella simboliza), pero este fue en aumento cuando, muy amablemente, dos miembros de la Junta de gobierno de la corporación primitiva nos invitaron a pasar a las intalaciones, y conocer tanto la preciosa capilla como la coqueta casa hermandad donde hacen vida. Sin duda les estamos muy agradecidos por el detalle, por abrirnos las puertas de su casa y tratarnos de la mejor forma posible.
Dejamos un pequeño testimonio de la visita.
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